Madrid tiene muchas puertas, algunas muy famosas. Pero hay una que ha sido número 1 en las listas musicales, y es que la puerta de Alcalá se convirtió en protagonista de una famosa canción que ha resonado insistentemente en las emisoras de radio durante mucho tiempo, al principio como gran novedad y después como gran “clásico”. 

La puerta de Alcalá fue compuesta por Bernardo Fuster, Luis Mendo, Miguel Ángel Campos y Francisco Villar en los años ochenta del ya pasado siglo, cuando la música se encerraba en vinilo. Un monumento de piedra, cargado de historia e icono para madrileños y visitantes, fue su motivo de inspiración, y dos grandes cantantes, Ana Belén y Víctor Manuel, los encargados de hacer llegar sus sonidos a todos los rincones de España y Latinoamérica.

La canción identifica a Madrid y sus avatares a lo largo de la historia, y por eso sonó en situaciones promocionales como la presentación de la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos en 2012, casi treinta años después de haber sido compuesta.

El tema central es la Puerta de Alcalá como testigo perenne y privilegiado de la existencia de Madrid y los madrileños.

LA PUERTA DE ALCALÁ

Acompaño a mi sombra por la avenida.
Mis pasos se pierden entre tanta gente.
Busco una puerta, una salida
donde convivan pasado y presente.

De pronto me paro, alguien me observa.
Levanto la vista y me encuentro con ella.
Y ahí está, ahí está, ahí está
viendo pasar el tiempo, la Puerta de Alcalá.

Una mañana fría llegó Carlos III con aire insigne.
Se quitó el sombrero muy lentamente.
Bajó de su caballo,
con voz profunda
Le dijo a su lacayo,
ahí está la puerta de Alcalá
Ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo
la puerta de Alcalá.

Lanceros con casaca, monarcas de otras tierras.
fanfarrones que llegan inventando la guerra,
milicias que resisten bajo el "no pasarán"...
Y el sueño eterno, como viene se va.
Y ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo
la puerta de Alcalá.

Todos los tiranos
se abrazan como hermanos
exhibiendo a las gentes
sus calvas indecentes.
Manadas de mangantes,
doscientos estudiantes
inician la revuelta.
Son los años sesenta.

Ahí está, la puerta de Alcalá.
Y ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo
la Puerta de Alcalá.

Un travesti perdido, un guardia pendenciero
pelos colorados, chinchetas en los cueros
rockeros insurgentes,
modernos complacientes
poetas y colgados, aires de libertad...

Ahí está, la Puerta de Alcalá.
Y ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo
la Puerta de Alcalá.

La miro de frente y me pierdo en sus ojos.
Sus arcos me vigilan, su sombra me acompaña.
No intento esconderme, nadie la engaña.
Toda la vida pasa por su mirada.

Mírala, mírala, mírala, mírala,
la Puerta de Alcalá.
Mírala, mírala, mírala, mírala,
la Puerta de Alcalá.
Mírala, mírala, mírala, mírala,
la Puerta de Alcalá.
Mírala, mírala, mírala, mírala,
la Puerta de Alcalá.

Sí, mírala, porque ella sigue tomando nota de todo lo que pasa a sus pies madrileños para contárselo a las generaciones futuras.

E.M.

IMÁGENES

:https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/14/Arco_de_Carlos_III%2C_Madrid.jpg


By Juanlufer4 - https://pixabay.com/en/madrid-monument-puerta-de-alcal%C3%A1-2179954/, CC0,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=64124046Veronika Bashak / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)

 

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