El reloj de sobremesa denominado “La Música y la Astronomía” es uno de los relojes de la colección real que se encuentra ubicada en el Palacio Real de Madrid y que pertene a Patrimonio Nacional. Con casi dos metros y medio de alto, es un reloj de gran tamaño fabricado con lujosos materiales, concretamente mármol, porcelana, bronce, oro y metal. Data de 1797 y su autor es Manuel de Rivas. 

La colección de relojes de Patrimonio Nacional está compuesta de 721 ejemplares; los más antiguos son del siglo XVI, y abarcan hasta el siglo XX. Se encuentran repartidos en edificios reales, y todos ellos funcionan ininterrumpidamente en los 19 palacios, conventos y monasterios de Patrimonio Nacional de toda España en los que están ubicados. El Palacio Real de Madrid alberga 220 relojes suntuarios accesibles al público.

El relojero que fabricó el reloj “La Música y la Astronomía” era de origen sevillano. Manuel de Rivas viajó a Madrid para perfeccionar su arte, y así lo hizo en la fábrica de relojería que existía entonces en la calle Fuencarral. Llegó a ser director de la fábrica durante ocho años, formando a casi una veintena de discípulos relojeros que se convirtieron en maestros constructores de relojes. Después de desempeñar varias funciones para la Junta de Comercio y Moneda, fue nombrado relojero de la real casa.

Recibió el encargo de construir para los reyes un reloj que entregó a sus destinatarios en 1797. La caja se fabricó en la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro de Madrid, y durante dos años, el relojero trabajó en la construcción de la máquina, para la que empleó los mejores materiales. El reloj suena “con una música de flautas”, tal como lo describe el inventario que se hizo tras la muerte de Fernando VII. Después de entregar el objeto terminado, Rivas recibió las llaves del mismo para encargarse de su cuidado y conservación.

La base del reloj está decorada con placas rectangulares y ovaladas a la manera de la porcelana de Wedwood, y en lo alto de un pedestal se encuentran la esfera y la máquina del reloj. La parte frontal muestra dos figuras infantiles que sostienen una guirnalda de bronce dorado, flanqueando los anagramas entrelazados de Carlos y María Luisa (los reyes).

El rico pedestal está adornado en los lados con placas de porcelana con motivos pompeyanos, y sobre él aparece una columna en la que se apoyan las figuras de las Artes. Todo el conjunto está rematado en su parte superior por un trípode alto de bronce dorado, que muestra un ramo de flores de porcelana policromada. Las dos figuras principales del ornamento, que dan nombre a este magnífico reloj, están exentas a los lados del pedestal y son alegorías que representan a la Música y a la Astronomía.

La maquinaria es de origen francés, y es un reloj cuya cuerda dura ocho días. La firma del artista relojero aparece en la esfera de porcelana.

Manuel de Rivas fue relojero de la Casa Real con algunos contratiempos. Accedió por primera vez al cargo en 1801, pero tuvo que abandonarlo por no poder sufragar el impuesto que debían pagar durante el primer año aquellos que accedían a esa función. También se vio obligado a solicitar a la reina una ayuda para mantener a su familia. Posteriormente fue nombrado relojero real y ascendió a varios cargos en su profesión. Sin embargo, cuando hizo testamento en 1833, se declaró pobre de solemnidad.

María Luisa de Parma, la reina consorte esposa de Carlos IV, tenía una afición especial por los relojes. No solo la podemos contemplar retratada junto a relojes ya desde su juventud, sino que tenía en sus habitaciones importantes relojes de sobremesa, además de un número considerable de relojes de bolsillo que utilizaba para su uso personal y como objeto de regalo para familiares y amigos.

El rey Carlos IV también manifestó desde muy joven su afán coleccionista y el gusto personal por la relojería. Siempre tuvo afición por todos los objetos mecánicos y científicos, por los artefactos cronometradores y, en especial, por los autómatas, que le fascinaban; era tal la atracción que sentía por los relojes desde temprana edad que llegó a tener en palacio un pequeño taller propio, donde creaba y reparaba maquinarias. Se le conoce con el sobrenombre de “el Rey Relojero”. Esto ha permitido conservar mucha documentación que nos habla de este tema. Llegó a poseer en vida millares de relojes de pequeño tamaño y centenares de sobremesa. Desafortunadamente, los incendios acaecidos en algunos de los edificios que los albergaban y el expolio en algunos momentos de guerra hicieron desaparecer la mayor parte.

Los reyes invirtieron importantes cantidades de dinero en la adquisición de relojes procedentes de diversos países europeos, así como también de mobiliario y objetos de lujo. El relojero francés François-Louis Godon llegó a obtener el cargo honorario de relojero de cámara, y su labor consistió principalmente en facilitar a los monarcas la adquisición de objetos lujosos para decorar sus palacios y casas reales. Durante quince años reunió para la pareja real los mejores ejemplares de la relojería europea.

"La Música y la Astronomía", un bello ejemplar que podemos visitar en Madrid.

E. M.


FOTO:
www.patrimonionacional.es