Madrileños ilustres ha habido muchos, pero tan prolíficos y renombrados como Lope de Vega, muy pocos. El célebre literato, figura destacada del Siglo de Oro de español, dedicó uno de los miles de sonetos que compuso a su ciudad natal, bien es verdad que la ocasión no era la más propicia para destacar las mejores cualidades de la villa.
La vida personal de Lope de Vega dio tanto que hablar entre sus contemporáneos que bien podría ser el argumento de una de sus obras. Fue escritor, sacerdote de última hora y vividor en el sentido concreto de la palabra: vivía todas las situaciones que la vida le ponía por delante, en amores, en guerras o en sus fantasías literarias.
Cuando fue rechazado por Elena Osorio, una actriz con la que había mantenido una relación amorosa, su orgullo no le permitió admitir de buena gana que le dejara por otro, que además tenía mejor posición social que él. Sus escritos ofensivos contra ella y su familia le llevaron ante los tribunales y a la cárcel, pero lejos de corregirse, insistió en su actitud. Esto le valió una condena más severa: fue desterrado durante ocho años de la corte y dos años más del reino de Castilla, así que no le quedó más remedio que trasladarse a Valencia para que no cayera sobre él la pena de muerte.
En este trance, dedicó un soneto a Madrid.
A Madrid
Hermosa Babilonia en que he nacido
para fábula tuya tantos años,
sepultura de propios y de extraños,
centro apacible, dulce y patrio nido;
cárcel de la razón y del sentido,
escuela de lisonjas y de engaños,
campo de alarbes con diversos paños,
Elisio entre las aguas del olvido;
cueva de la ignorancia y de la ira,
de la murmuración y de la injuria,
donde es la lengua espada de la ira;
a lavarme de ti me parto al Turia,
que reír el loco lo que al sabio admira,
mi ofendida paciencia vuelve en furia.
Un retrato de Madrid poco favorecedor: el caos de la villa y corte, como Babilonia, sus lisonjas y engaños, la murmuración y la injuria (considerándose él fábula durante muchos años, es decir, objeto de comentarios despreciativos)...
Sin embargo, el dulce y patrio nido, al que no duda en calificar de hermoso, le atraía lo suficiente como para regresar a Madrid en cuanto cumplió la condena. En seguida, volvió a verse ante los tribunales por una cuestión de faldas... pero esa esa otra historia.
Lope de Vega nació y vivió en Madrid, y Madrid admira su genio siglos después de su estancia entre nosotros
E.M.
IMÁGENES
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