¿Quién no ha deseado alguna vez tener una bola de cristal para echar un vistazo a lo que ocurría en un determinado sitio en el pasado? Pues resulta que en Madrid hemos encontrado algo parecido. Nuestro más insigne príncipe de las letras, Cervantes, español universal, a quien tantas efigies y monumentos conmemoran en todo el mundo, guardaba un tesoro bajo los pies de la estatua que le representa en la plaza de las Cortes.
Allí, alto y digno, se yergue en la estatua que lo inmortaliza con la indumentaria que vistió en su siglo XVI: gorguera y calzón corto; capa corta ocultando el brazo inutilizado que le valió el sobrenombre de Manco de Lepanto; espada, como correspondía a su condición de militar; y un trozo de papel, indispensable para todo hombre de letras. Está muy cerca de donde estuvo su casa en vida, en el Barrio de las Letras, cerca de la calle que lleva su nombre y con el edificio del Congreso al fondo. Cuando se erigió, la plaza se llamaba de Santa Catalina de Siena.
Pues hete aquí que, en 2009 (lo que en cómputos de historia es hace un suspiro), hubo que trasladar la figura con motivo de la remodelación de la plaza, algo habitual en nuestras modernas ciudades, tan necesitadas de reordenar tráficos, tuberías y servicios.
Cuando ya había sido arrancada de su sitio original –el cual se identifica hoy gracias a una señal en el suelo a veinte metros de la ubicación actual de la estatua– un obrero dio la señal de alarma: había una caja herméticamente cerrada bajo la base del pedestal, con pinta de haber sido colocada allí ex profeso con alguna intención.
Esa intención era aparecer en su futuro, nuestro presente, para darnos información del tiempo en que Cervantes subió a este pedestal, en 1833, un momento del pasado que, aunque ya ausente, adquiere presencia para nosotros a través de esta caja.
Un equipo formado por una restauradora, un arqueólogo y una paleontóloga fue el encargado de abrir la compuerta clausurada de aquella caja de plomo sellada herméticamente con una lápida de la que salía una anilla.
El cofre lo tuvieron que abrir con un soplete, y con precisión quirúrgica para no dañar su contenido. Después de abrirlo, vieron que había una urna de cristal, que fue bautizada por la prensa como «cápsula del tiempo», ya que albergaba una colección de cosas que habían permanecido allí inadvertidas durante 175 años.
Numerosos objetos de 1834, fecha en que se enterró la urna, volvieron a ver la luz en excelente estado de conservación. Entre otros, había retratos de personajes de la época (también de la joven Isabel II y de su madre, la reina regente), el discurso de apertura de las Cortes Generales de julio de aquel año de la reina, algunos números del periódico madrileño Gaceta de Madrid, varios ejemplares del Quijote, monedas de oro y plata, medallas conmemorativas de hechos históricos relacionadas con su momento político, medallas de distinciones en diversas disciplinas artísticas y hasta una guía de Madrid para forasteros. Todos los objetos encontrados están hoy en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares, aunque fuera de la vista del público.
La envergadura del hallazgo fue lo suficiente como para reunir todo lo encontrado y exponerlo en una muestra sobre su época, que fue organizada en 2010 en la Casa de Correos de la Puerta del Sol. En el catálogo que se confeccionó con este motivo aparecen fotografiados todos los objetos. Provoca una peculiar sensación para los amantes de la historia (y para los viajeros del tiempo) contemplar la belleza de la encuadernación de los tomos del Quijote, o la dedicatoria manuscrita que acompaña la medalla conmemorativa del II centenario de Cervantes. Pero vayamos al detalle de todo lo encontrado, que es el siguiente:
- Caja de plomo contenedora, de 385 mm por 235 mm por185 mm y 3-5 mm de grosor.
- Moneda de oro de 80 reales con la imagen de Isabel II.
- Moneda de plata de 20 reales con la imagen de Isabel II.
- Medalla de Proclamación de Isabel II en Madrid, de oro.
- Medalla de Proclamación de Isabel II en Madrid, de plata, de 25 mm de diámetro.
- Medalla de Proclamación de Isabel II en Madrid, de plata, de 20 mm de diámetro.
- Medalla de Proclamación de Isabel II en Madrid, de plata, de 15 mm de diámetro.
- Medalla Conmemorativa de Francisco I con motivo de los esponsales de su hija María Cristina con Fernando VII, de cobre con baño de plata.
- Medalla de los Constitucionales, de bronce dorado.
- Medalla Conmemorativa de la Constitución de la Monarquía, de aleación de cobre.
- Medalla Conmemorativa del II Centenario de Cervantes (1818), de bronce.
- Prueba de Acuñación de la medalla conmemorativa de Cervantes, de cinc.
- Medalla al Mérito en las Artes, de cobre.
- Medalla al Mérito del Real Conservatorio de Música de María Cristina (1831), de aleación de cobre.
- El Quijote en cuatro tomos (1819), de la 4.ª edición corregida de la Real Academia Española, impreso en Madrid.
- Vida de Cervantes, publicada en 1819 por la Real Academia Española.
- El Quijote en dos tomos, con cubiertas de piel con grabado en oro y filo de oro en el papel, impreso en París.
- Vida del general Mina (guerrillero español de la Guerra de la Independencia), impreso en Cádiz en 1834.
- Guía de 1834, es una guía de forasteros para ese año.
- Estatuto Real para la Convocación de las Cortes Generales del Reino (1834).
- Real Convocatoria para la Celebración de las Cortes Generales del Reino (1834).
- Discurso de Apertura de Cortes, pronunciado por S. M. la Reina Gobernadora (1834).
- Dos ejemplares del periódico Gaceta de Madrid, del 3-10-1833 y del 29-10-1834. En el primero, aparece la parte oficial del testamento de Fernando VII. El otro es una sanción real por la que se ratifica el destierro del infante Carlos M.ª Isidro de Borbón y se le excluye de la línea sucesoria.
- Diario de Avisos de Madrid (11-12-1834).
- Grabado de la reina María Cristina, de luto, vistiendo el hábito del Carmen.
- Estampa de Isabel II y María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Aparece la reina niña Isabel II coronada.
- Litografía de Isabel II. La reina niña con banda cruzada.
- Grabado de Joaquín M.ª Ferrer (1831).
- Litografía del arcediano Fernández Varela.
- Manuscrito «Apuntes históricos de España desde 1800 hasta fines de 1834», de José M.ª de Garay.
- Manuscrito ilegible, con firma de agua Grimaud.
- Manuscrito ilegible, con símbolos reales.
- Manuscrito con filo de oro, poco legible, firmado (1834).
- Nota manuscrita, incluida en el tomo I del Quijote de 1832.
¡Cuánta información rescatada a los pies del literato! Madrid ha honrado siempre a Cervantes, pero en esta ocasión, ha de agradecerle además que custodiara tan eficazmente el tesoro que ha llegado hasta nosotros.
E. M.
IMÁGENES
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/f9/Monumento_a_Cervantes_%281835%29_Madrid_01.jpg
rene boulay / CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)