Madrid dispone, como ninguna otra ciudad, de un paraíso natural que se abre paso en medio de su espacio urbano, con las flores más bellas, los árboles más diversos y las plantas más exóticas. Se trata del Real Jardín Botánico, una de las instituciones más importantes del mundo dentro de su ámbito. Su objetivo es el estudio y la enseñanza de la botánica, y abre sus puertas a todo aquel que quiera contemplar sus maravillas durante todos los días del año (salvo Navidad y Año Nuevo) a la vez que se dedica a la conservación de nuestro patrimonio natural.

Actualmente depende del Centro Superior de Investigaciones Científicas y cuenta entre sus logros pasados el haber patrocinado viajes de investigación a lugares distantes del mundo para realizar estudios botánicos, como las importantes expediciones científicas españolas de los siglos XVIII y XIX a Colombia (cuando todavía se llamaba Nueva Granada), al virreinato de Perú, a México y la protagonizada por Alejandro Malaspina alrededor del mundo. Solo de la de Nueva Granada, el Jardín conserva más de 6600 dibujos y láminas botánicas de José Celestino Mutis.

El Jardín Botánico tiene una extensión de ocho hectáreas y fue fundado en 1755 por Fernando VI. El rey lo inauguró en 1781 y desde allí se abastecía de plantas medicinales a la Real Botica. Fue diseñado inicialmente por el arquitecto del rey, Francisco Sabatini. Aunque su ubicación inicial fue cerca del río Manzanares, el rey Carlos III lo trasladó al Paseo del Prado cuando todavía se estaba construyendo lo que sería después el Museo del Prado. Al principio era más extenso que en la actualidad, pero en el siglo XIX se segregaron dos hectáreas para levantar el edificio que actualmente ocupa el Ministerio de Agricultura. En la misma década, en 1886, el jardín perdió 864 árboles de inestimable valor, que fueron derribados por un ciclón.

Comenzó siendo una colección de más de dos mil plantas que había recogido en sus viajes el botánico José Quer, y actualmente es un museo vivo con una gran biodiversidad vegetal, con más de 5500 especies distintas.

Existen en el recinto importantes colecciones de plantas ornamentales, aromáticas, rosales antiguos y plantas medicinales, aparte de frutales y de huerta. Solo en lo que respecta a los árboles, podemos contar cerca de 1500 ejemplares. La rosaleda reúne más de 340 especímenes de diferentes especies, y la colección de bonsáis, con más de cien ejemplares, se considera el conjunto más importante de especies autóctonas, en la que están representados el tejo, el alcornoque, la encina, el haya, el boj y el olmo entre otras varias.

El Jardín Botánico intercambia semillas con otras instituciones análogas de todo el mundo y posee un importantísimo archivo con catálogos, láminas, mapas y publicaciones botánicas que superan los 30.000 ejemplares. Sus instalaciones están preparadas para la consulta de microfichas y microfilms en Internet y la reproducción en papel de libros y revistas.

Tiene dos accesos, pero la Puerta del Rey o de Sabatini, de corte clásico con columnas dóricas, que es la puerta principal del recinto, está reservada a la familia real y se utiliza en contadas ocasiones. La secundaria, por donde actualmente se accede al recinto, está en la plaza de Murillo. En diversos lugares del recinto aparecen algunos personajes, como Linneo o Carlos III, cuyas figuras esculpidas hacen presente el papel determinante que tuvieron en algún aspecto relacionado con la existencia del Jardín.

Uno de los árboles singulares más antiguos que contiene es el ciprés que se conoce como “el abuelo”, que tiene más de 220 años de vida. Tiene 32 metros de altura y un diámetro de 1,5 metros. Sin embargo, hay árboles más altos, más grandes y más viejos.

El Real Jardín Botánico también participa en proyectos educativos y elabora materiales para el estudio de la botánica dirigidos a diferentes grupos de aprendizaje, tanto escolares como universitarios. Además de las formaciones especializadas, ofrece herramientas accesibles al público, como una app para aprender a distinguir todos los tipos de árboles silvestres de la península.

Es un descanso para el espíritu contemplar la riqueza de colores y formas que ofrecen sus flores y que podemos visualizar en la galería de imágenes que el propio Jardín pone a disposición de todos en su página web. Azaleas y rododendros, camelias y dalias, magnolias y orquídeas, rosas y tulipanes comparten espacio con aves e insectos en un paraje singular. Pero nada hay comparable con poder disfrutarlo en vivo, con los aromas y los sonidos que solo se pueden conseguir visitando este escenario singular. Madrid está de suerte.

E. M.

IMÁGENES
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/0/0e/Rosa_%27Cl._Toresky%27.jpg/550px-Rosa_%27Cl._Toresky%27.jpg
A. Barra, CC BY-SA 3.0 , via Wikimedia Commons
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/94/Oto%C3%B1o_Madrid.JPG