PLACA DEL RATONCITO PEREZ EN MADRID

¿Quién no tiene el recuerdo de aquellas noches de infancia en las que protegíamos como un tesoro el diente que habíamos depositado bajo la almohada apretándola con nuestra cabecita aquel día tan especial en que habíamos perdido una de nuestras preciadas piezas dentales? Algo mágico había de suceder durante la noche, pues el ratoncito Pérez, siempre informado de este tipo de sucesos, debía llevarnos el regalo que nos pertenecía por semejante acontecimiento. Tal vez no todos sepan que el ratón Pérez tiene una casa en Madrid.

A pesar de que este personaje fantástico desempeña su trabajo eficazmente en muchos lugares del mundo desde hace cientos de años y se deja llamar de distintas maneras, todos reconocemos al ratón que se encarga de traer regalos a los niños cuando pierden sus dientes de leche. No importa que se le llame ratón o ratoncito Pérez en gran parte de los países hispanohablantes, ratón de los dientes en México y Perú, ratoncito (petite souris) en Francia o Topolino en Italia.

Ya en el siglo XVII, la baronesa d’Aulnoy escribió en francés un cuento sobre «El buen ratoncito», en el que un hada se transformaba en ratón para derrotar a los malos, escondiéndose bajo su almohada y haciendo que se les cayeran todos los dientes. Y en el siglo XIX, Benito Pérez Galdós alude también a la tradición sobre el ratoncito Pérez en su obra La de Bringas, lo mismo que otros escritores de renombre.

Lo cierto es que nuestro famoso ratón cobró una relevancia mayor a partir de un episodio sucedido con el rey Alfonso XIII de España. Cuando el rey niño tenía ocho años, se le cayó un diente, y su madre, la reina regente María Cristina, encargó al escritor jesuita Luis Coloma –el autor de Jeromín– un cuento sobre dicho suceso que consolara al joven monarca de la pérdida.

Coloma era escritor, periodista y abogado, además de miembro de la Real Academia Española, y supo perfilar el carácter de ratón de ciudad de clase acomodada del insigne roedor. El manuscrito de puño y letra de Luis Coloma se conserva en la cámara de seguridad de la Real Biblioteca del Palacio, con su firma y una dedicatoria al rey Alfonso XIII. Está encuadernado en piel verde y tiene broche y cortes dorados. La primera edición del cuento apareció en 1902, y en 1911 se publicó por primera vez Ratón Pérez como obra independiente, con ilustraciones de Mariano Pedrero.

Y he aquí cómo el ratón Pérez, un bonachón personaje, muestra a Buby (que era el apodo con el que María Cristina llamaba a su hijo) las penurias que pasaban los pobres, a los cuales también se les caían los dientes. El rey Buby I era un gran amigo de los niños pobres y un protector convencido de los ratones. El inimitable roedor quiso que lo acompañara a recoger el diente de otro niño, que vivía en la miseria, para mostrarle que no todos tenían las comodidades de palacio.

El ratón vivía cerca de la residencia del rey, concretamente en la calle Arenal, y todas las noches recorría Madrid por las cañerías esquivando a los gatos que acechaban en las calles. También visitaba con frecuencia al monarca y, con ocasión de la pérdida de uno de sus dientes, depositó un toisón de oro en su cama, que el niño descubrió al despertar por la mañana.

Buby consiguió en una ocasión acompañar a Ratón Pérez en su misión nocturna, para lo cual, este obró un prodigio: le metió la punta del rabo por la nariz y con el estornudo que le provocó, convirtió al real niño en un ratoncito como él.

Así fue como conoció a su ratonil familia, con la que vivía en una caja de galletas, y a Gilito, un niño pobre que también esperaba en su casa la llegada del ratón por la misma razón que el rey. Así, reyes y pobres quedaban unidos por una circunstancia común.

Del padre Coloma nos ha llegado un interesante pensamiento manuscrito acompañando este cuento: «Sembrad en los niños la idea, aunque no la entiendan; los años se encargarán de descifrarla en su entendimiento y hacerla florecer en su corazón».

El ratoncito Pérez ha mantenido la ilusión de niños de todas las épocas desde tiempos remotos y ha inspirado a muchos escritores de literatura infantil, que han hecho protagonista a este personaje de algunas aventuras transmitidas en ocasiones de forma oral. En el Centro Virtual Cervantes se detallan, tanto en texto como en ilustraciones, las peripecias de nuestro protagonista con motivo de la exposición «Ratón Pérez y el diente de un rey».

Actualmente, existe una placa en el número 8 de la calle Arenal en la que se puede leer lo siguiente: «Aquí vivía, dentro de una caja de galletas en la confitería Prast, el Ratón Pérez, según el cuento que el padre Coloma escribió para el niño rey Alfonso XIII».

Una placa más antigua, también colocada en la misma calle, relata el comienzo del cuento: «Vivía Ratón Pérez en la calle del Arenal número 8, en los sótanos de Carlos Prast, frente por frente de una gran pila de quesos de Gruyére... Ratón Pérez, Luis Coloma (1851-1915)».

Demostrado queda que Madrid acoge incluso a los personajes más fantásticos.

E. M.

IMÁGENES
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Raton_Perez_(Cuento)_pg_1.jpg

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/d1/Ratoncito_placa.jpg